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Melina Martire

Tan cerca, tan lejos



Pablo es un argentino que vive en Australia. Trabaja en limpieza de hospitales, reparte volantes, hace de todo para sobrevivir con su visa ya expirada. Elián es un actor español que vive en Madrid. Está protagonizando una novela importante y siente que su profesión avanza. Son, en una primera mirada, dos hombres completamente diferentes, con realidades distintas. Sin embargo, a medida que avanza la obra, comprendemos que los une un lazo muy fuerte, la soledad.

Mientras Pablo camina por el espacio le habla a la pantalla. Desde hace varios meses conversa por internet con Elián. Su vínculo sólo existe a través de las redes sociales, no se conocen personalmente, no saben con exactitud cómo son sus cuerpos, no logran imaginar el olor de su piel. Pero a kilómetros de distancia comparten más de su vida cotidiana de lo que lo harían con alguien que está muy próximo. Operaciones, pérdidas de trabajo, aspiraciones vocacionales frustradas, miedos, sueños, se transmiten a través del invisible cable cibernético. También se cuelan las desigualdades sociales y la cuestión de clase. Lo que comienza como una relación divertida y sin compromisos, se transforma poco a poco en una unión sólida. Entre llamadas por Skype y por teléfonos, Pablo va dejando atrás esa máscara del pibe copado y comprensivo, para afirmarse en lo que quiere, y Elián se ve irremediablemente  transformado por el amor de Pablo, abandonando la careta de tipo ganador y distante.

Es que Próximo es un ejercicio actoral muy delicado que realiza un proceso de limpieza, como el escultor que parte de la masa de arcilla y va sacando y puliendo hasta dejar lo esencial. Así la obra se va despojando de lugares comunes y estereotipos para hablar honestamente y con mucha poesía sobre el amor entre dos hombres que no se conocen.

Los recursos escénicos colaboran con este propósito. El director y dramaturgo Claudio Tolcachir supo plasmar el vínculo con mucha sencillez. No hay pantallas que reproducen videos de chat, ni complejo juego de luces. Solo una notebook y dos celulares sirven para imaginar las conversaciones de los personajes, en un ambiente compartido, sin divisiones. Usan la misma cama, el mismo sillón, la misma cocina. Transitan por allí al mismo tiempo y, por momentos, están tan cerca que podrían abrazarse. Pero la propuesta dramática nos mantiene en vilo hasta el final, porque no llegan a encontrarse en escena.

Quedará para la imaginación del espectador proyectar todas esas escenas futuras en las que se prometen juntarse en Buenos Aires.


Dramaturgia:Claudio Tolcachir

Actúan:Santi Marín, Lautaro Perotti

Diseño de vestuario:Cinthia Guerra

Diseño de escenografía:Sofía Vicini

Diseño de luces:Ricardo Sica

Diseño gráfico:Pauli Coton

Asistencia artística:Cinthia Guerra

Asistencia de iluminación:Lucia Feijoó

Prensa:Marisol Cambre

Producción ejecutiva:Timbre4, Jonathan Zak

Producción:Complejo Teatral De Buenos Aires

Dirección:Claudio Tolcachir

Sala:Timbre 4 (México 3554, CABA). Sábados a las 22:45 (del 7 de julio al 1 de septiembre); domingos a las 17:00 (hasta el 24 de junio) y 19:15 (del 1 de julio al 2 de septiembre).


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