Buenos Aires Épica es una obra de humor absurdo que mediante una crudeza y belleza inusitada, expone el lugar de la mujer en un mundo machista y patriarcal.
Todas las semanas dos mujeres se sientan en el auto y pasan a buscar a otras dos por sus casas, las cuatro hacen un recorrido por la hermosa y caótica Buenos Aires. ¿El destino final? Intentar suicidarse. Sueñan con distintos escenarios para llevar a cabo su plan. Tirarse del obelisco lo descartan de entrada por ser muy obvio, continúan por el cementerio, el riachuelo —ya sea tirarse a sus aguas o beberlas— y las barrancas de Belgrano. Un comienzo absurdo y cómico deja ver el recorrido que trazará Buenos Aires Épica, un in crescendo de fantasía, pesadilla y metáfora para hablar, a través de ellas, de una cruda realidad: en el mundo en que vivimos las mujeres no tienen un lugar de igualdad frente a los hombres, son apresadas injustamente, manipuladas, violadas, discriminadas y asesinadas.
El encuentro de las cuatro mujeres se ve interrumpido por el monólogo de un personaje particular. En escena se hace presente el prólogo, una mujer de mediana edad que representa la voz del autor e intenta guiar, sin suerte, el desarrollo de la obra. Nos habla de la historia de Adán y Eva, y de como Eva fue una mujer injustamente castigada al ser expulsada del paraíso cuando su único deseo fue compartir lo que tenía.
Las cuatro mujeres recorren la ciudad y se encuentran con personajes de diversos lugares y épocas —desde Orson Wellles hasta Carlos Bilardo—, y en su andar errático y sinuoso descubren Buenos Aires y a sus habitantes. Perciben la particularidad de su lugar de pertenencia, como una ciudad imperfecta que fue fundada dos veces, destacada por su eclecticismo cultural, que crece y crece poblada por los porteños, esos sujetos que aluden a su condición portuaria frente a un río que todo lo contamina.
El personaje del prólogo busca normativizar, silenciar y ser políticamente correcta. En todo momento se contrapone a las cuatro mujeres, que la invitan a sumarse a su viaje al tiempo que la discriminan y aspiran a transformar su ideología con ideas poéticamente revolucionarias. Luego de sus frustrados intentos suicidas y de haber repasado todas las situaciones injustas que sufren las mujeres —las mismas son mostradas con cifras y frases concretas que se proyectan en una pared de la sala—, deciden que la mejor opción no es la muerte sino tomar las armas. Las mujeres se organizan y con su auto imaginario (el cual puede ir a cualquier tiempo y lugar) se dirigen al centro del poder patriarcal y misógino por excelencia: la fábrica de muñecas Barbie. Allí se producen ahora muñecos de presidentes de países cool, de mujeres flacas, lindas y profesionalmente realizadas. Sin embargo, la posibilidad de eliminar el lugar de producción les genera una contradicción moral por la suerte que pueden correr sus trabajadores y por la destrucción de los medios de producción. Les resulta inevitable remitirse a las más de 150 mujeres que terminaron muertas por el incendio posterior a la huelga de las camiseras en una fábrica en Nueva York a comienzos del siglo XX, en reclamo de mejoras en sus condiciones de trabajo —por la que lograron conquistas históricas como la reducción de la jornada laboral, el descanso dominical y la mejora de salarios—. Entonces, llegan a un acuerdo y la voz de la mayoría triunfa, optando por un acto mucho más poético y preciso para hacerse oír.
En poco menos de una hora, Manuel Santos Iñurrieta logra, a través de la dramaturgia y dirección, una obra indispensable para pensar el lugar marginal que aún hoy ocupa la mujer en la sociedad. Con escasos elementos escenográficos que resaltan las actuaciones y logran no distraer al espectador de la idea que se intenta transmitir, Buenos Aires épica muestra que la desigualdad siempre es al mismo tiempo económica, política, cultural y educativa. Una prosa filosa pero a la vez sumamente poética y sutil que derriba uno a uno todos los mitos e ideas con las que convivimos (meritocracia, discriminación, machismo y violencia). La revolución poética es posible y está sucediendo de la mano de este “absurdo para cinco bellas mujeres”, que demuestran que la ficción nos puede despertar frente a una realidad injusta y así intentar transformarla.
Ficha técnico artística
Texto: Manuel Santos Iñurrieta.
Actúan: Clara Barreira, Marina García, Diana Kamen, Lucía Salatino y Luciana Vieyra.
Vestuario: Marina García.
Escenografía: Diego Maroevic.
Diseño de peinados: Lucía Salatino.
Diseño de utilería: Diego Maroevic.
Música original: José Maria Migliori.
Fotografía: Agustina Haurigot.
Diseño de imagen: María Eugenia Summa.
Asistencia general: Diego Maroevic y Valeria Rellán.
Producción: Alejandra De Luna.
Dirección: Manuel Santos Iñurrieta.
Sala: Centro Cultural de la Cooperación -Sala Osvaldo Pugliese(Av Corrientes 1543, CABA)
Funciones: Sabados 20:30hs
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