En el columpioes una obra que nos traslada a un pueblo casi desierto, donde tres amigos luchan, cada uno a su modo, por no ser olvidados. Aquí la muerte acecha, como una visita cotidiana, a todos los habitantes sin importar su edad.
Tres amigos se encuentran diariamente en las hamacas de la plaza para hablar de las noticias y chismes de Berreta, el pueblo donde nacieron y viven actualmente. También conversan sobre sus deseos y proyectos a futuro, sin poder dejar atrás las penas de amor que todavía duelen. Marita, la mayor del grupo, una mujer arraigada a su lugar de pertenencia, ve pasar los días monótonos frente a sus ojos y cree que el tren de la felicidad ya pasó para ella. Su amiga Nelly es totalmente diferente, enamoradiza y soñadora, desea poder dejar un día el pueblo y vivir otras experiencias, conocer otros mundos y a nuevas personas. Por su parte Rubén, el medio hermano de Marita, se debate entre el arraigo a su tierra y seguir los pasos de Nelly.
Las reflexiones más profundas del grupo surgen a partir de la experiencia cercana con la muerte: mientras conversan, en alguna casa de Berreta están velando a un joven que falleció recientemente. Cada vez son menos, “somos la decadencia de lo patético. Antes festejábamos cumpleaños, ahora festejamos la muerte” dice Nelly. Según su mirada, lo único interesante que sucede en el pueblo es que la gente se muere. Por eso, cree en la ilusión que sobrevuela la mayoría de los parajes rurales: en la ciudad está el progreso, la realización y la transformación. Nelly busca un impulso para salir volando, así como cuando se hamaca en el columpio. Sin embargo, Marita no se deja convencer, cree que su amiga no tiene los pies sobre la tierra, y que sólo está triste por la muerte del joven que fue su compañero de colegio. Por eso intenta, sin éxito, planificar una celebración para alegrarla.
Una gran estructura con dos hamacas ocupa el centro de atención en el espacio escénico, y es donde sucede la mayor parte de la obra. Aunque se destacan también los espacios laterales, que funcionan como el interior de las casas de los personajes. A medida que se habitan esos espacios, son dibujados con tiza para establecer sus límites. Un recurso muy ingenioso por parte de la directora Micaela Fariña, no sólo para aprovechar al máximo los medios con los que cuenta, sino también para dotar a la obra de un tono ilusorio, reflexivo y melancólico de matices azules, que, acentuado perfectamente por el diseño de luces, incluso podría ser la representación de un sueño nocturno.
La música tiene un rol fundamental en la obra. Marita y Nelly cantan la canción infantil Sal de ahí chivita chivita, y tratan de memorizar cada vez más la letra de la misma. Nelly también toca el ukelele, mientras Rubén incursiona en la armónica. Son los momentos de contacto con la música los que dan paso a las reflexiones y decisiones más sinceras. La canción de la chivita se transforma de alguna manera en el leitmotiv de la pieza: pone en escena la memoria, la repetición, el volver a empezar siempre desde el mismo lugar. La canción resulta la metáfora de un saber que sólo termina cuando se deja de cantar, como el animal que nunca saldrá de su espacio de pertenencia.
El lugar que ocupan esas hamacas en la plaza se transforma en el pequeño universo de reflexiones, discusiones y sinceramientos, un lugar intermedio en el espacio-tiempo entre la vida y la muerte. Y el gran acierto deEn el columpioes no ir detrás de respuestas o finales felices. Los personajes deambulan por ese no lugar para repensar de qué modo eligen vivir su vida, porque cada decisión cotidiana los define, los ata o los suelta. El balanceo del columpio no es un viaje iniciático, sino una revisión del pasado, para cuestionar un presente estable y seguro–pero insatisfecho–. Entonces, ¿hacia dónde podrán empujarse?.
Ficha técnico artística
Actúan: Catalina Collardin, Viviana Ghizzoni y Gastón Filgueira Oria.
Escenografía: Lucila Rojo.
Herrería: Elmo Gustavo Picasso
.Vestuario: Wanda Siri.
Diseño de luces: David Seiras.
Diseño Gráfico: Bárbara Delfino.
Asesoría musical: Charly Valerio.
Fotografía: Antonela Peccorelli.
Prensa y Difusión: Boca en Boca.
Asistencia de Dirección: Pato Fabián.
Dramaturgia y Dirección: Micaela Fariña.
Sala: Teatro El Estepario (Medrano 484, CABA).
Funciones: Jueves 21hs
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