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Melina Martire

Existir y perdurar

La última creación de José María Muscari promete una experiencia única. Música, baile, crítica social, mezcla de estilos, de épocas y personajes. Un collage posmodernista que revisa el concepto de fama en la sociedad actual.


Al ingresar a la sala nos reciben los actores con ropas extravagantes y música festiva a todo volumen. Luego el Dios-director nos habla sobre lo que vamos a ver, a través de una pantalla situada al fondo del escenario. Nos ruega que no apaguemos los teléfonos celulares, que saquemos fotos, que transmitamos en vivo, que incorporemos todas las estrategias de las redes sociales que bien conocemos para visibilizar a alguien o algo. Esto es el primer indicio de que lo que estamos por ver es totalmente diferente y rompe con varios preconceptos que son habituales en el ámbito teatral.

Bollywood es un espectáculo con treinta actores y veinte bailarines que fueron convocados a través de un casting multitudinario al que asistieron más de cinco mil personas. Ya en la génesis del mismo, se muestra la lógica de recorrer la escalera a la fama para llegar al estrellato. Con esto Muscari se propuso, luego de realizar varios espectáculos en el circuito comercial, volver al circuito alternativo, a las raíces del teatro, y trabajar con la modalidad de teatro a la gorra acerca el show a todo tipo de público. Además, el equipo realizó una campaña a través de la plataforma web Ideame, para recaudar fondos para su producción.

Tampoco es azarosa la elección del lugar de representación. La obra se presenta en el Nuevo Espacio IFT, un espacio muy representativo del teatro independiente argentino. Fundado en 1932, obtuvo su sede actual en el año 1952 gracias al aporte y esfuerzo de la comunidad judía del barrio de Once. Luego de pasar por graves crisis económicas, en 2012 se declaró Sitio de Interés Cultural por la Legislatura Porteña, hecho que le permitió acercar patrocinadores y revertir su situación. Actualmente es dirigido por Miguel Rottemberg, que lo relanzó como Centro Cultural, con actividades sociales y artísticas.

Los actores y bailarines, con un despliegue escénico sorprendente y de gran calidad artística, sumado a las reproducciones en la pantalla, nos mostrarán las analogías entre Bollywood, –la industria cinematográfica india– y la vida en el barrio de Once, lugar donde se encuentra el teatro. Con la modalidad de cuadros musicales y coreográficos que se intercalan con profundos momentos de reflexión crítica sobre la pobreza y la marginalidad, la obra establece un diálogo con los modos de producción del cine indio que, a pesar de emplear a miles de personas y producir más del doble de películas que el cine estadounidense, no genera grandes estrellas de nivel internacional. Los conflictos ético-religiosos y económico-sociales les impiden trascender más allá de sus fronteras: en los films no hay besos, no hay escenas de sexo, en las calles de la India están prohibidos los vínculos homosexuales, la pobreza alcanza porcentajes inimaginables, mientras que las muertes de niños encabezan el ranking mundial. Datos que generan una risa incómoda en el espectador, al conocer el lado B de la industria.

El leitmotiv de la obra –una industria sin estrellas– busca alejarse de la necesidad de cumplir con la lógica comercial. De esta manera, reivindica lo under como un lugar de pertenencia. Los actores se preguntan por qué el under debe ser ese sitio desde el cual surgir hacia arriba, hacia la fama. Ellos deciden conscientemente que quieren vivir allí, apasionados por lo que hacen, en constante relación con su lugar de origen, sin compararse con las estrellas o sin querer triunfar por la gracia de ser “el hijo de…”. De este modo se pone en conflicto la idea de trascender, de ser alguien, de saltar a la fama. ¿Qué significa que tengas veinticinco mil likes en redes sociales por una solo foto publicada? ¿De qué (o de quiénes) depende tu triunfo? ¿Por qué las personas se acercan a otros sólo cuando son reconocidos? ¿Qué es lo que sí y lo que no se puede mostrar en la tele, en el cine, en el teatro?

La creativa apuesta de Muscari, en colaboración con Emiliano FigueredoMariela Asensio en los roles de directores de escena dentro de la obra, y coreografía de Magui Bravi, es la mirada crítica y cómica para abordar un tema tan complejo como la necesidad de fama y reconocimiento. A partir de los elementos que le provee el entorno (las telas para los vestuarios compradas en el barrio de Once, el préstamos de vestuarios hecho por la Comparsa Marí-Marí, la recaudación de fondos a través de Internet, el aporte de elementos personales de los actores y bailarines, un audio de WhatsApp de una señora anónima, los videos de aspirantes a estrellas que circulan por la web, etcétera), Muscari hace una lectura posmoderna muy interesante. Al asumir la alienación que implica el mundo consumista y exitista en el que vivimos, Bollywood, una industria sin estrellas provoca un caos comunicativo a través de estímulos visuales y sonoros constantes que permiten al espectador producir sus propios puntos de vista diversos y no tradicionales. Un pastiche reflexivo, festivo, burlón y sumamente entretenido que refleja profundamente la sociedad en la que vivimos.



Ficha técnico-artística

Actores y bailarines: Mariela Asensio, Emiliano Figueredo, Johan Alexander Alvarado, Mauro Martinak, Daiana Bellendier, Nacho Mena, Agustina Beluchi, Mateo Misael, Cami Berman, Benjamín Morelli, Joel Castañeda, Jonatan Nugnes, Sasha Lis Cerrini, Ale Ordoñez, Walter Collia, Santiago Paciullo, Cecilia De Paoli, Aldana Pascual, Desireé Du Val, Amarú Patrono, Morena Esperón, Josefina Pittelli, Manuel Etchebarne, Constanza Raffaeta, Nico Figueroa, Andrés Reyes, Ayelén Ford, Gisela Rietti, María Forte, Andy Rinaldi, Miranda Ghirimoldi, César Riveros, Lara González, Pili Rubí, Angy Jaume, Julián Siliberto, Ronad Jenki, Belu Spenser, Estebán Lamarque, Mariana Szuchmacher, Fernando Liao, Colo Vargas, Facundo López, Jesi Videla, Ignacio López Diez, Bianca Vilouta Rando y Bianca Loponte.

Diseño de vestuario: Gustavo Alderete para La Polilla de vestuario.

Diseño de luces: Gisela Marchetti.Diseño de video: Cande Serra.

Ambientación: Paz Robinson.

Sección musical: Guillermo Salvador.

Fotos: Fuentes2Fernández.

Diseño gráfico: Lucila Gejtman.

Prensa: Agencia AB – Alejandra Benevento.

Operador de luces y sonido: Fernando Martín Sanz.

Stage Manager: Giuliana Betta.

Asistente de coreografía: Victoria Broggi.

Colaboradores: Joaquín Duhalde Longhi, Ariel Dabbah, Carina Torre, Taisla Isola, Micaela Ayala, Victoria Membrado Capó, Lourdes Boy Arditi, Cármen López Contreras y Lucía Adúriz.

Realización de vestuario: Natalia González, Rodrigo Lico Lorente, Laura Martínez, Guillermo Corujo y Florencia Tonel.

Asistente de dirección: Paola Luttini.

Producción ejecutiva: Roni Isola y Enrique Jauregui.

Dirección de producción: Maxi Bartfeld.

Coreografía: Magui Bravi.

Dramaturgia y dirección: José María Muscari.

Sala: Nuevo EspacioIFT(Boulogne Sur Mer 549, CABA).

Funciones: viernes 22 hs, sábados 22 y 00 hs, domingos 20 hs.


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