Maldita canalla la soledad trae a escena a dos amigos que sueñan con un milagro que logre relanzar la fama del pequeño pueblo en el que viven.
Con autoría y dirección de Daniele Finzi Pasca, el reconocido actor-clown suizo que supo brillar en el Cirque Du Soleil, y dirige su propia compañía desde hace más de diez años, la obra se representó en varios países alrededor del mundo desde el año 2012. Es que trabaja temas universales y atemporales como la amistad, la soledad, el fracaso y la búsqueda de la felicidad.
Medoro y Vitalizio planifican simular la muerte del segundo y su posterior resurrección durante la visita del obispo para lograr conmoverlo. Bajo la ilusión del milagro, sus nombres pasarán a la historia. Vitalizio, encarnado por el gigante actor argentino Victorino Luján, que hace un gran uso de su cuerpo de más de dos metros de altura, ensaya una y otra vez la forma en que deberá despertarse de su muerte, mientras que Medoro, papel a cargo del argentino Pablo Gershanik, poseedor de un cuerpo pequeño y ágil, va dando las indicaciones y corta la improvisación constantemente para obtener un resultado óptimo. Sin embargo, los roles se intercambian constantemente y por momentos es también Vitalizio el que dirige. Ambos trabajan muy bien juntos, se complementa y comunican en una danza que circula por el escenario, mezclando momentos cómicos y dramáticos, mostrando todos los matices de emociones del ser humano. De este modo la actuación se mantiene en consonancia con la pedagogía de Jacques Lecoq, maestro de actuación francés, que consideraba que todo el lenguaje de las artes escénicas estaba atravesado por el movimiento, tanto externo como interno, incluso al interior del pensamiento. El actor siempre debe estar disponible, en acción, en búsqueda constante a partir del cuerpo y el gesto.
En un lúgubre espacio con unos pocos elementos, están confinados a trabajar pelando papas, mientras elaboran su plan. La sencilla y acertada puesta en escena que remite a un teatro intimista, permite que el espectador se concentre en el vínculo entre ambos, nos conecta con sus emociones y nos hace cómplices de la historia. El uso de velas y candelabros ubicados estratégicamente colaboran en este sentido para crear el clima adecuado. Así, la puesta va en perfecta consonancia con el contenido de la obra, en tanto asistimos a un plan secreto que ellos sólo comparten con nosotros.
Los dos personajes persiguen no sólo el despertar de su pueblo natal, sino también y sobre todo, la idea de trascendencia. Ser reconocido en la historia como parte de un milagro, el haber estado en el lugar y momento preciso donde eso ocurrió, los alejaría de la tan temida soledad.
Texto:Daniele Finzi Pasca
Actúan:Pablo Gershanik, Victorino Luján
Vestuario:Low Costume
Diseño de luces:Alexis Bowles, Daniele Finzi Pasca
Música original:New Pocket Orchestra
Música:Gregorio Cosentino
Diseño gráfico:Estudio Mixto
Asistencia De Escenas:Patricio Mango, Melania Rodríguez
Prensa:Octavia Gestión Cultural y Comunicación
Producción ejecutiva:Pablo Gershanik, Pierpaolo Olcese, Tatiana Sandoval
Producción:Polo Circo, Compagnia Finzi Pasca, Pierpaolo Olcese
Colaboración artística:Mauro Mozzani, Rolando Tarquini
Coordinación técnica:Nadia Farías, Julio Reynoso
Dirección:Daniele Finzi Pasca
Sala:Teatro La Carpintería (Jean Jaures 858, CABA) – Domingos a las 20:00. Hasta el 5 de marzo.
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