El reconocido dramaturgo y director César Brie construye una obra maravillosa, conmovedora y divertida sobre la vida y la muerte. Sobre lo esencial que sólo el viejo príncipe logra ver.
La obra El viejo príncipe recupera la historia de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry y la ubica dentro de un geriátrico. El principito es en esta ocasión un hombre mayor, interpretado por César Brie, que dice venir de un lejano planeta, que cuenta su historia entre sábanas y medicaciones encerrado en ese triste lugar. El piloto de avión perdido en el desierto es el enfermero que tiene asignado, quien está hastiado de su trabajo.
La creación de Brie expone una transformación de espacios y edades muy interesante, en donde tanto los niños como los adultos mayores tienen esa capacidad de decir lo que sienten antes de lo que piensan, de narrar aventuras, de mirar a los ojos directamente. El paciente es como un niño que no deja de imaginar, soñar y recordar, mientras que el enfermero (interpretado por Fabio Magnani) es un adulto frustrado por no haber estudiado lo que realmente deseaba. Al igual que el piloto del cuento que amaba dibujar cuando era niño pero los adultos no comprendían sus dibujos, él abandonó sus deseos y se encuentra detenido en ese geriátrico, sólo quiere que los pacientes no molesten para poder hacer pronto su trabajo. Sin embargo, con este viejo tiene una conexión particular, le preocupa su salud y, aunque al principio no lo escucha, poco a poco logra comprender sus historias y sentimientos.
Cada personaje que el príncipe nombra, es representado por la actriz Vera Dalla Pasqua con un despliegue corporal y gestual muy atractivo. El viejo le cuenta cómo en su tierra natal cuidaba de una rosa a la que le tenía mucho aprecio, la protegía del viento con un biombo y una cúpula de cristal. El cuerpo de la mujer se transforma así en una rosa que interactúa con él, se pelean, se reconcilian, se aconsejan y finalmente se despiden. También representa a otros personajes del cuento, como al vanidoso hombre de negocios obsesionado con poseer las estrellas, que conoció el hombre mayor en su viaje por otros planetas. Desde el reducido espacio de su dormitorio, el viejo reconstruye las características de todos los seres del universo y su influencia en cada uno de los hombres, con una claridad y simplicidad abrumadora, mientras le explica al enfermero que “el tiempo que perdiste con tu rosa es lo que hace que tu rosa sea importante para ti”.
La capacidad de síntesis de César Brie en la dirección es maravillosa. Con escasos elementos escénicos y con los puntos principales de la narración de El Principito, logra una obra tan conmovedora que es imposible no salir de la sala transformado por el viaje al cual nos lleva durante una hora. Los cuerpos de los tres actores hacen gran parte del trabajo, su entrenamiento físico es admirable. Logran construir una forma de estar presentes a lo largo de toda la obra: manipulan los objetos delicadamente, mientras que sus cuerpos habitan el espacio de tal modo que ayudan a representar todo aquello que la escenografía no provee.
La puesta apela a la ternura que producen las imágenes que construye el viejo, con el acompañamiento del enfermero y la muchacha, pero también el contexto del geriátrico aporta a la bella evocación los momentos de cruda realidad: un hombre maravilloso pasa sus últimos días solo en compañía de sus recuerdos. Por la variedad de temas que abarca y el modo en que los aborda, se trata de una obra para toda la familia. Nos habla de la amistad, el amor y la solidaridad pero, sobre todo, del compromiso con uno mismo y con los otros.Lo que da sentido a la vida es lo que después le da sentido a la muerte.
Ficha técnico artística
Autoría: César Brie.
Actúan:César Brie, Vera Dalla Pasqua y Fabio Magnani.
Prensa: Daniel Franco y Paula Simkin.
Producción: Larisa Rivarola Szabason.
Dirección: César Brie.
Sala: Santos 4040 (Santos Dumont 4040, CABA)
Funciones: Domingos 15hs
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