top of page
Melina Martire

Cómo hacer real una obra

El poder común a los espectadores no reside en su calidad de miembros de un cuerpo colectivo o en alguna forma específica de interactividad. Es el poder que tiene cada uno de traducir a su manera aquello que percibe, de ligarlo a la aventura intelectual singular que los vuelve semejantes a cualquier otro aun cuando esa aventura no se parece a ninguna otra. Ese poder común de la igualdad de las inteligencias liga individuos, les hace intercambiar sus aventuras intelectuales, aun cuando los mantiene separados los unos de los otros, igualmente capaces de utilizar el poder de todos para trazar su propio camino.

Jacques Ranciere –El espectador emancipado




El proceso creativo de un proceso creativo. Esa podría ser la definición más concisa para definir rápidamente la obra Las ideas, con puesta y dirección de Federico León. Sin embargo, esa frase se extiende al infinito porque al tratarse de ideas, una cosa lleva a la otra y a la otra y a la otra, como ventanas de Internet que se multiplican en la pantalla de la computadora.

La obra muestra el detrás de escena de cómo se construyen las ideas para una obra teatral y cómo se pueden llevar a cabo. Ideas propias, ajenas, soñadas, abandonadas, olvidadas, descartadas, imposibles, utópicas, simples, complejas, borrosas. Todas ellas se ponen a disposición de los actores que las toman al azar. Habitan un escenario con sólo una mesa con algunos objetos, dos sillas, una mesa pequeña con un proyector, y una cámara de filmación. La mesa mitad escritorio, mitad mesa de ping pong, sirve de campo de batalla donde dos actores van a dirimir sus posiciones, cada uno con un objeto en particular: Federico con una notebook, Julián con un teclado. Así como las ideas que se revisan, se reescriben y se multiplican, la mesa se va transformando en muchas cosas de acuerdo a las necesidades de la narración: computadora, pantalla de proyección, biombo, pizarra. Los actores se hacen presentes y comienzan un juego inocente entre dos amigos que comparten algunas ideas, pensando cómo las llevarían a cabo. ¿Puede un animal representar otra cosa que no sea a sí mismo? ¿Puede una tortuga ser otra cosa que una tortuga?

Sin embargo, lo que pone a la obra en un nivel de creatividad mayor es que no sólo se narran esas ideas, sino que se las llevan a cabo, con mayor o menos suerte, a través de la representación en el propio espacio del escenario o utilizando videos de esos momentos de representación, donde a su vez intervienen otros actores. Material de ensayo, reflexiones creativas para otras obras, proyectos teatrales inconclusos, frases que escriben en el momento, se vuelven ideas posibles de ser representadas para la obra que intentan crear.

Por ejemplo, llevan a cabo una disertación sobre el consumo de drogas en escena que por momentos es desopilante, se plantea el límite entre lo real y lo imaginario, legalmente cuál es el problema que tendrían, cómo se daría cuenta el público si es real o no, si conviene mostrar el momento del consumo o sólo el efecto, etc. Lo mismo sucede con un vaso de whisky: ¿se toma de verdad la bebida en el escenario o se usa té? Si usan una botella real todas las funciones el costo destinado a eso sería muy alto, aunque también pueden inventar una botella que sea de whisky real pero que tenga mitad alcohol, mitad té. O cómo hacer creer al espectador que un billete usado en escena es real: ¿usando quizás un detector de billetes falso? ¿Existe un detector de detectores?

El proceso de reflexión y aprendizaje que se va gestando entre discípulo y maestro, habla a su vez del vínculo entre Federico y Julián. Federico León se pone en el papel del maestro y Julián Tello, en el de colaborador. Fuera del escenario ambos son a su vez director y actor que trabajan en conjunto desde hace quince años.

Las ideas, con un excelente manejo del ritmo que nos mantiene expectantes durante todo su desarrollo, revisa una y otra vez el concepto de representación, cómo se puede estar y representar al mismo tiempo. Los actores en estado presente nunca dejan de estar en tanto actores sobre el escenario, arrastrando con ellos un cuerpo como materialidad que los compromete y dejan ver eso, pero a su vez esa visibilidad se puede borrar detrás de un personaje construido. Justamente eso resulta muy interesante, porque es un límite que no se intenta resolver, solamente se manifiesta, y es en definitiva el espectador quien estará a cargo de creer o no en lo que está viendo, qué es real y qué es ficcional, produciendo a su vez sus propias representaciones imaginarias.



Actores:Julián Tello & Federico León

Escenografía:Ariel Vaccaro

Música y diseño de sonido:Diego Vainer

Diseño de luces:Alejandro Le Roux

Vestuario:Paola Delgado

Casting:María Laura Berch

Fotografía:Ignacio Iasparra

Actor en ensayos:Ignacio Rogers

Asesoramiento técnico: Paula Coton & Agustín Genoud

Asistencia general: Melisa Santoro Aguirre & Antonella Saldicco

Cámara & fotografía:Guillermo Nieto Gaffer: Guillermo Saposnik

Dirección de arte:Mariela Rípodas

Realización de objetos:David D’Orazio

Sonido:Diego Vainer

Edición:Andrés Pepe Estrada

Post producción:Alejandro Soler

Asistencia:Malena Juanatey

Actores en video:Alejandra Manzo, Maitina De Marco, Pablo Gasloli, Alejandro Ini, Bárbara Irisarri, Ana María Monti, Patricia Russo, María Laura Santos, José María Seoane, Alfredo Staffolani, Martín Tchira, Emanuel Torres, Antonella Querzoli & Gabriel Zayat

Agentes:Judith Martin & Carlota Guivernau

Prensa:María Laura Lucini Monti

Diseño:Alejandro Ros

Producción & Asistencia de dirección:Rodrigo Pérez & Rocío Gómez Cantero

Texto y dirección:Federico León

Sala:Zelaya (Zelaya 3134, CABA)

Funciones: Viernes y sábados 21:00, Domingos 20:00


Comments


bottom of page