Análisis uno de los últimos lanzamientos de Netflix: La increíble historia de la isla de las rosas. Desconectar de la sociedad y armar un universo aparte. Reminiscencias de las ideas liberales de los años 60, estética extra-cotidiana y buen humor italiano. Dibujo: María Lublin.
(Dibujo Maria Lublin)
¿Qué harías si ningún trabajo te conmueve? ¿Si tus ideas están por encima de tu época? ¿Si tu familia no apoya tus iniciativas? Ante esta disyuntiva, el protagonista de La increíble historia de la isla de las rosas construye su propio mundo por fuera de la sociedad.
La película está basada en un hecho real ocurrido en 1968, cuando el ingeniero italiano Giorgio Rosa decidió construir una isla en aguas internacionales. Una estructura artificial de acero erguida frente a la costa adriática de la ciudad de Rímini que se transformó en el ícono de un modo de vida diferente.
Tomar alcohol, jugar a las cartas y hacer fiestas fueron los pasatiempos en los cincuenta y cinco días que permaneció en pie. Pero los asistentes a la plataforma no sólo buscaban diversión, sino también acceder a una nueva nacionalidad, como un nuevo lugar de pertenencia. En el film, Rosa declara la independencia de la misma el veinticuatro de Junio de 1968 y otorga pasaportes a quienes quieran sumarse. Lo que en principio parecía una idea loca de un ingeniero descarriado, se transforma pronto en un problema serio para el gobierno local. Comienza así una batalla legal para destruirla, el conflicto llega a oídos del Papa e incluso al Consejo de Europa en Estrasburgo.
La película comienza en Estrasburgo. Rosa aparece entre la nieve a bordo de un extraño automóvil construido por él mismo. Llega a presentar su caso para que la isla sea reconocida como Estado independiente -la ley de la época daba total libertad de acción a más de seis millas de la costa. El resto de la película es un extenso flashback para narrar por qué llegó hasta ahí. Vemos el vínculo con sus padres, con su ex-novia (quien luego lo terminará ayudando a establecerse en la isla), con sus amigos. Rosa estaba disconforme con el mundo circundante. Trabajos mal pagos y poco creativos, escasos espacios de expresión para la juventud, y un fuerte mandato de continuar tradiciones paternalistas lo expulsan de la sociedad, él persigue el deseo y los desafíos. Pero no es un renegado, cada comentario que recibe abre una pregunta en su cabeza. Aunque parece alguien que está en su propio mundo, conecta mucho con su presente. Escucha, aprende, observa y acciona. Un personaje que resulta sumamente consecuente con la pujante fuerza de la generación de jóvenes de los sesenta. En el históricoMayo del ´68, la juventud se alzó como una nueva categoría social portadora de una misión emancipadora. En la película se establece un claro paralelismo, mostrando imágenes reales de las revueltas en París. Un nuevo actor social producto histórico de determinadas relaciones sociales, de poder y de producción.
Las relaciones sociales toman un rol central en La increíble historia de la isla de las rosas. Frente a la deshumanización del consumo, el protagonista y sus amigos apuestan por un trabajo colectivo y autogestivo. Y en ese universo paralelo que conforma la isla, viene a naufragar Pietro, un hombre perdido que inmediatamente es adoptado por el grupo. También dan asilo a Neumann, un apátrida de origen alemán, y a Franca, una joven de diecinueve años que transita un embarazo de padre ausente.
El director Sydney Sibilia opta por una paleta de color, selección de planos, diseño de escenografía y vestuario muy estilizados y sutilmente combinados, para crear elementos y circunstancias fantásticas manejadas con un humor tragicómico propio de la tradición cinematográfica italiana. La escena en la plataforma de Rosa y su amigo también ingeniero, pensando la forma de extraer agua potable, tiene una gracia amarga. Cuando los aborda una patrulla costera, le explican que están buscando agua en el mar, para sorpresa de los agentes que se despiden, entre confundidos y alegres, deseándoles buena suerte.
Es la estilización lo que le da al film la mezcla de tonos: lo cómico, lo quijotesco y lo real. El nombre alude a un artificio. En La isla de las rosas, no hay rosas. No hay vida natural.
Es inevitable pensar en Herzog y su film Fitzcarraldo, una travesía épica por el medio de la selva. El espíritu de hombres obsesionados con una idea revive en La increíble historia de la isla de las rosas. Es el relato de un idealista enfrentado al sistema. Por eso resulta fácil congeniar con Rosa y adherir a su causa. Sobre todo, cuando vemos la avanzada del gobierno italiano camino hacia la destrucción de la isla como excepción a su conjunto de reglas.
Ficha técnica
Título original: L’incredibile storia dell’isola delle rose
Reparto:Elio Germano (Giorgio Rosa), Fabrizio Bentivoglio (Franco Restivo), Tom Wlaschiha (W.R. Neumann), Luca Zingaretti (Giovanni Leone), François Cluzet (Jean Baptiste Toma), Matilda De Angelis (Gabriella), Ascanio Balbo (Carlo).
Año: 2020
Duración: 117 min.
País: Italia
Director: Sydney Sibilia
Guion: Francesca Manieri, Sydney Sibilia
Fotografía: Valerio Azzali
Música: Michele Braga
Género: Comedia. Drama
Distribuidor: Netflix
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